Capturar la boda de Ana y Alex fue un verdadero viaje a través del tiempo. Conocerse desde hace tantos años les ha permitido construir una historia de amor sólida, llena de recuerdos compartidos y momentos significativos. En su gran día, cada sonrisa y cada mirada cómplice contaba una parte de esa hermosa travesía que han recorrido juntos. Desde el instante en que vi a Ana y Alex en sus preparativos, se podía sentir la emoción en el aire. Los recuerdos de su infancia y las risas compartidas se entrelazaban con la anticipación de un futuro juntos. Cada fotografía que tomé reflejaba no solo el amor que se tienen, sino también la complicidad que solo se forma a través de los años. Los momentos más íntimos, como el intercambio de votos y el primer baile, fueron especialmente conmovedores. Era evidente que cada palabra y cada gesto estaba cargado de significado, un testimonio del camino que han recorrido y del amor que han construido.